Antes de conocer a Cristo mi vida era muy desordenada, estuve a punto de dejar a mi esposa e hijos. Varias veces me hablaron de Cristo pero no me interesó en esos momentos. Sin embargo, en una oportunidad nos invitaron a un campamento de parejas, en el cual, muchas cosas de las que hablaron me llamaron la atención.
En una oportunidad fui a la iglesia con mis dos hijos que ya conocían del Señor y un domingo alguien que estaba predicando me estaba diciendo todo lo malo que estaba haciendo y en ese momento me di cuenta que necesitaba entregar mi vida a Él.
Hoy por la gracia de Dios le sirvo junto con mi esposa en la iglesia.